Este cuadro habla de la inevitabilidad de las acciones del pasado y su impacto sobre el presente y el futuro. El lacrimorio sotenido en sus manos, simboliza las emociones y experiencias del pasado contenidas que han sido procesadas, comprendidas e integradas como parte de uno mismo. El ojo del broche, representa esta visión global, profunda y la consciencia plena sobre la verdad inmutable de que el pasado influye irremediablemente en el presente y el futuro. Ella se muestra fuerte, controlando el dolor y las cicatrices del pasado, y comprendiendo como estos elementos han dado forma a su presente y como seguirán influyendo en el porvenir.

Información de la obra orignal:

• Óleo sobre lienzo 
• 40 x 80 cm
• 2024